El moquetón y chauchescu

Hoy es martes, y como todos los martes cuando salgo de trabajar, voy a recoger a Joselillo al campo de fútbol donde entrena. He llegado un poco pronto y he ido a los despachos del club para ver si podía cobrar unas pobres papeletas de lotería de las cuales había tocado la devolución en el sorteo del niño. Hasta aquí todo más o menos normal. Mientras caminaba he podido observar como un balón de reglamento bajaba perezosamente dando botes sobre las escaleras de las gradas hasta ir a parar justo delante mía. Desde lo alto un niño que observaba impasible la escena, se ha dirigido a mi de la siguiente guisa: - Señor, ¿Puede usted darme la pelota?
Justo en ese momento, me he acordado de una frase de mi profesor de Lengua durante la época del instituto. Su nombre, Isidro, y la frase rezaba como sigue: Ferrón, esto pasa echando chispas. Vaya tela, cuánta razón tenía Isidro. Cómo ha pasado el tiempo y qué bien lo he aprovechado. Mi mente se retrotrayó a unas Navidades remotas, donde los amigos eran amigos, escuchábamos Depeche Mode a todas horas y los minutos, horas, días y semanas se estiraban como una cuerda.
Hábíamos estado toda la tarde y noche en el campo de un amigo, con amigos, mis mejores amigos de toda mi vida. Allí comíamos bravas como bestias, salíamos de noche a cazar gamusinos y escuchábamos Depeche Mode sin parar. La noche había acabado y daba lugar a un amanecer frío y húmedo. La humedad dio paso a una fina lluvia. Depeche Mode dejó paso a una emisora de radio quien anunciaba la muerte de Nicolae Chauchescu. Por Internet he podido ver que el acontecimiento sucedió en 1989, va a hacer nada menos que 20 años, de 35 que tengo. Esa noticia me impactó en su momento. Veníamos de la caida del muro de Berlín, la Perestroika y para acabar el año, el dictador Chauchescu desaparecía.

Cogí el balón con la mano y se lo devolví al niño para a continuación volver a la realidad.