Las semanas en las que tengo que hacer algún viaje, me pasan especialmente rápidas. En concreto esta semana tuve que irme a un pueblo llamado Salt cerca de Girona. Normalmente no hago este tipo de trabajos pero esta semana todos mis compañeros estaban en diferentes viajes con lo que yo me he tenido que ir.
No es que me moleste especialmente viajar. La verdad es que de vez en cuando si que está muy bien especialmente cuando no se trata de sitios de agobio como Madrid o Barcelona. En este caso en Girona nunca había estado con lo que tenía bastantes espectativas en lo que respecta al viaje.
He salido de casa muy temprano, pensando en llegar lo antes posible para acabar todo el trabajo en un día. He salido a las 4:30 de la mañana, imaginaros el madrugón.
De camino he ido oyendo la radio. Cuando viajas en coche por la noche, se crea una atmósfera especial entre el coche, la carretera y tu. No hay paisaje, no hay ciudades por las que atravesar ni nada debido a la oscuridad con lo que es un momento en el que es fácil encontrarse con uno mismo. Y los pensamientos fluyen. De Torrent a Girona, hay unas 5h. Casi 3h las hice en la más absoluta oscuridad. Primero la radio y luego música a toda caña. Poco a poco el ocaso da lugar al orto. Las luces del alba comienzan a abrirse paso entre las sombras del horizonte y campos, casas y montañas comienzan a aparecer. Ya no es lo mismo.
Finalmente llegué a mi destino. Girona es una ciudad pequeña rodeada de campos de cereales verdes en primavera junto a bosques. Es una zona bastante bonita y distinta a lo que estoy acostumbrado. Pude dar una vuelta. Me fui hacia un pueblo llamado Bescanó y llegué por una serperteante carretera casi hasta Olot. El paisaje allí es precioso, los pueblos auténticos. Algún día volveré más tranquilamente pues me gustó mucho.
viernes, 27 de marzo de 2009
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