Ya se está acabando esta semana tan extraña para mi, por lo corta y por lo que ya sabéis. Estoy bastante bajo de moral. Iba a ir a Madrid a ver a mi abuelita pero no vamos a ir porque no nos apetece. Te pido perdón abuela, en cuanto pueda me pasaré a darte un besito.
Viene un fin de semana especialmente largo. Como Mari Carmen no trabaja, podremos estar los cuatro juntitos. Mañana iremos seguramente a la manifestación del 1 de Mayo como siempre y nos pasaremos por la Alameda a comernos un bocata de botifarra y los niños se montarán en las colchonetas, espero que se lo pasen bomba. Para el resto del finde, no tengo nada preparado, bueno el domingo iremos a bailar Salsa. A ver si me animo un poco. La salsa para mi ha sido todo un descubrimiento. Nos lo pasamos pipa y me hace disfrutar con mi chica a la vez que conocemos gente nueva. No se, es un aliciente cada domingo. Tengo que agradecer Julián y a Trini que nos hayan acogido en su grupo de amigos, el pasado fin de semana nos lo pasamos fenomenal hasta que supimos lo de mi primo.
Ahora estoy un poco preocupado por otra cosa, llevo todo el día con dolor de garganta y tosiendo, espero que no sea la gripe porcina.
jueves, 30 de abril de 2009
martes, 28 de abril de 2009
Ayer
Mi moral está por los suelos, estoy muy triste. Ayer despedimos a mi primo, no me lo puedo creer lo que ha pasado. Todavía no me lo creo. No hago más que pensar que mi primo lo estaba pasando mal y yo no hice nada, no le llamé, no intenté hablar con él. La vida es terrible, cruel.
No se qué decir, no se cómo expresar lo que siento, es una mezcla de incredulidad con sentimiento de culpabilidad, no puedo evitarlo. Pienso ahora que yo estaba disfrutando en semana santa y él estaba sólo, pasándolo mal, sin nadie con quien hablar. Mientras sucedía todo, yo estaba disfrutando, estábamos en una discoteca, sin ser consciente de lo que estaba sucediendo. No se, no puedo evitar pensar en ello. Me viene a la mente los momentos vividos cuando éramos niños, los largos veranos en Santa María. Si tengo ganas algún día daré detalles pero ayer durante el entierro no cesaban de llegar a mi mente, momentos llenos de felicidad y de despreocupación. Ahora estoy trabajando sin ganas, supongo que es normal, el tiempo lo cura todo.
No se qué decir, no se cómo expresar lo que siento, es una mezcla de incredulidad con sentimiento de culpabilidad, no puedo evitarlo. Pienso ahora que yo estaba disfrutando en semana santa y él estaba sólo, pasándolo mal, sin nadie con quien hablar. Mientras sucedía todo, yo estaba disfrutando, estábamos en una discoteca, sin ser consciente de lo que estaba sucediendo. No se, no puedo evitar pensar en ello. Me viene a la mente los momentos vividos cuando éramos niños, los largos veranos en Santa María. Si tengo ganas algún día daré detalles pero ayer durante el entierro no cesaban de llegar a mi mente, momentos llenos de felicidad y de despreocupación. Ahora estoy trabajando sin ganas, supongo que es normal, el tiempo lo cura todo.
lunes, 13 de abril de 2009
Semana Santa
Hoy es lunes por la noche y los niños duermen apacíblemente. Tenemos una semana juntos por delante, espero que el trabajo no me la fastidie ya que son muchas las cosas que quiero hacer. Ya veremos.
Quería en este post, comentaros un poco lo que hemos hecho en Semana Santa.
Como todos los años, he estado en Santa María. Hemos pasado todos juntos unos días muy buenos en casa de mi abuela Sacra. El tiempo ha sido un poco fresco pero bastante bueno. El campo no estaba tan verde como otros años ya que parece que ha llovido poco y los arroyos y ríos no tenían mucha agua.
En casa nos solemos reunir casi toda la familia, no voy a dar aquí opiniones que puedan herir sensibilidades, pero las tengo del comportamiento de algunos pero si quería contaros que hemos realizado varias actividades como salidas al campo, paseos varios, respirado aire puro, pudimos ir a Sevilla el sábado a ver algo de la semana santa, comimos pescaito frito y disfrutamos en general del ambiente Sevillano en primavera, que es de verdad muy bonito.
El domingo fuimos a lo que se conoce como la gira o a roar los huevos. En realidad es una especie de romería donde las familias o grupos de amigos van al campo a comer y a disfrutar durante todo el día. En esta ocasión y como siempre hemos ido toda la familia junto a la conocida como muralla en el río Vendobal. La verdad es que no fué nada especial, nada que reseñar.
El que se lo pasó fenomenal durante estos días fue Joselillo y Anna. Para Anna, todo era una novedad y una simple procesión era todo un acontecimiento. Se ha pasado todos los días jugando sin parar y ofreciendo a todos su especial visión de la vida en una niña de 3 añitos.
Respecto a Joselillo, se ha pasado todos los días jugando con Andrea. Ambos nos han proporcionado momentos maravillosos. Yo disfruto viendo como él disfruta con cualquier tontería y la verdad, ahora mismo es la única razón de que vayamos al pueblo por razones que no voy a comentar aquí. Pero bueno, seamos positivos, cuando sonríe, cuando corre, cuando salta, olvido todas las penas y me hace sonreir y disfrutar de momentos que de otra forma no serían más que un trámite sin chicha ni llimoná.
Por lo demás, el colofón de todo fue cuando nos veníamos para Valencia y Joselillo se deshizo en llantos porque no quería que acabase tan pronto ya que se lo estaba pasando pipa. Creo que ha sido la primera vez que lo he visto llorar así, otras veces se ha enfadado pero esta vez era el llanto inocente de un niño que simplemente quería seguir disfrutando del momento. Me recordó a mi en momentos de mi infancia y he de reconocer que cuando le vi y luego vi que su amiguita Andrea también lloraba, una lagrima saltó de mis ojos, no se si alguien me vio pero me emocioné bastante.
El caso es que como alguien dijo, esos días ya son recuerdo, ya hemos empezado a recordar, eso quiere decir que se han quedado atrás con celeridad.
Espero seguir disfrutando esta semana con mis niños.
Quería en este post, comentaros un poco lo que hemos hecho en Semana Santa.
Como todos los años, he estado en Santa María. Hemos pasado todos juntos unos días muy buenos en casa de mi abuela Sacra. El tiempo ha sido un poco fresco pero bastante bueno. El campo no estaba tan verde como otros años ya que parece que ha llovido poco y los arroyos y ríos no tenían mucha agua.
En casa nos solemos reunir casi toda la familia, no voy a dar aquí opiniones que puedan herir sensibilidades, pero las tengo del comportamiento de algunos pero si quería contaros que hemos realizado varias actividades como salidas al campo, paseos varios, respirado aire puro, pudimos ir a Sevilla el sábado a ver algo de la semana santa, comimos pescaito frito y disfrutamos en general del ambiente Sevillano en primavera, que es de verdad muy bonito.
El domingo fuimos a lo que se conoce como la gira o a roar los huevos. En realidad es una especie de romería donde las familias o grupos de amigos van al campo a comer y a disfrutar durante todo el día. En esta ocasión y como siempre hemos ido toda la familia junto a la conocida como muralla en el río Vendobal. La verdad es que no fué nada especial, nada que reseñar.
El que se lo pasó fenomenal durante estos días fue Joselillo y Anna. Para Anna, todo era una novedad y una simple procesión era todo un acontecimiento. Se ha pasado todos los días jugando sin parar y ofreciendo a todos su especial visión de la vida en una niña de 3 añitos.
Respecto a Joselillo, se ha pasado todos los días jugando con Andrea. Ambos nos han proporcionado momentos maravillosos. Yo disfruto viendo como él disfruta con cualquier tontería y la verdad, ahora mismo es la única razón de que vayamos al pueblo por razones que no voy a comentar aquí. Pero bueno, seamos positivos, cuando sonríe, cuando corre, cuando salta, olvido todas las penas y me hace sonreir y disfrutar de momentos que de otra forma no serían más que un trámite sin chicha ni llimoná.
Por lo demás, el colofón de todo fue cuando nos veníamos para Valencia y Joselillo se deshizo en llantos porque no quería que acabase tan pronto ya que se lo estaba pasando pipa. Creo que ha sido la primera vez que lo he visto llorar así, otras veces se ha enfadado pero esta vez era el llanto inocente de un niño que simplemente quería seguir disfrutando del momento. Me recordó a mi en momentos de mi infancia y he de reconocer que cuando le vi y luego vi que su amiguita Andrea también lloraba, una lagrima saltó de mis ojos, no se si alguien me vio pero me emocioné bastante.
El caso es que como alguien dijo, esos días ya son recuerdo, ya hemos empezado a recordar, eso quiere decir que se han quedado atrás con celeridad.
Espero seguir disfrutando esta semana con mis niños.
sábado, 4 de abril de 2009
11 de Marzo de 2004
Malgrat la boira cal caminar / A pesar de la niebla hay que seguir andando
On peut faire des années sans perfre son bouquet / Se pueden hacer años sin perder su sabor------------------------------------
Son un par de frases chorras, pero que llevo siempre en mi mente, vaya donde vaya. Ahora a mis dos perlas, Jose Luis y Anna, les intento transmitir valores, mis valores, los que aprendí de mis padres, de mis abuelos.
Mi padre siempre me decía, Dicen que la patria es mi bandera, la patria son mis hermanos que labra la tierra.
Puede sonar cursi, pero en la vida se sube, se baja, se gira, te dan la vuelta y hay que seguir adelante, pase lo que pase. Hay que saber tender la mano a quien la necesite y compartir penas y alegrías.
Esta entrada es la primera de una serie donde voy a contar algunos de los que para mi han sido los momentos más impactantes de mi vida. Son esos hechos o acontecimientos que van forjándote como persona, como la persona que soy en la actualidad.
11 de Marzo de 2004
Aquellos días estaba trabajando en Madrid, en concreto nuestro hotel estaba en Alcobendas. Recuerdo que era un hotelazo con piscina en la azotea y varios lujos que me llamó la atención.
El 10 de Marzo tuve que ir con mi compañero Raúl a diferentes sitios, nos moviamos en metro ya que por donde nos movemos en Madrid nos viene bastante bien. El caso es que ese día, Raúl me dijo, no he visto nunca la nieve. Ya ves lo cerca que se ve en la Sierra.
Como habíamos estado trabajando todo el día, le propuse que por la mañana del 11 de Marzo, nos levantaríamos temprano e iríamos a desayunar al puerto de Navacerrada.
Al día siguiente, nos levantamos pronto, todavía no despuntaba el alba. Yo creo que ni siquiera me duché. Enfilamos la carretera de Colmenar hacia la Sierra. La verdad es que tardamos más de lo que pensábamos en un principio. El termómetro en la cima marcaba -2 grados. Nosotros dejamos el coche en el aparcamiento de las pistas de esquí y ni cortos ni perezosos nos fuimos a tocar la nieve. Nos revolcamos por la nieve, nos tiramos varios pelotazos, nos lo estábamos pasando pipa, la verdad. En un café cercano, desayunamos ignorantes de lo que estaba sucediendo en Madrid. El caso es que a la salida del café vimos unos guardia civiles que se habían apostado en el Puerto de Navacerrada pero nosotros a lo nuestro, continuamos chafando la nieve, intenté hacer un muñeco, sin éxito porque se me congelaron las manos.
Hacia las 8:30 recibimos una llamada, creo que fue la madre de Raúl, le preguntó algo así como si estábamos bien, después de lo que había pasado, nos extrañamos mucho, le dijimos que sí. Luego me llamó mi madre, mi novia entonces. Nos hicieron saber lo de los atentados. Nos dió un poco de pavor con lo que cogimos el coche para bajar al hotel. Recibimos una llamada del trabajo, no quisimos decirles donde estábamos por miedo a represalias.
El caso es que pusimos la radio y las cifras de muertos iban in crescendo. Al bajar a Madrid vimos el follón de ambulancias por la carretera de Fuencarral. Nosotros aun así nos dirigimos a Grupo SP donde estábamos montando un gran Call Center y nos metimos a trabajar en nuestro cubículo. Todavía no éramos del todo conscientes de lo que estaba sucediendo a pocos kilómetros. Tampoco de que nosotros mismos éramos usuarios habituales del metro con lo que nos podía haber pasado a cualquiera.
Estando en nuestro cubículo trabajando, vimos entrar a la chica de recepción a la que conocíamos, extrajo un micrófono de un armario y detrás llegó el super jefazo de la empresa donde estábamos. Nostros nos quedamos extrañados.
El hombre dio un mensaje por la megafonía de la empresa a todos los trabajadores, en dicho mensaje pidió tranquilidad a toda la plantilla y comentó que habían llegado todos los trabajadores menos creo que 2 o 3 personas a las que se estaba intentando localizar.
Fué un momento dantesco, ahí decidí que lo mejor era salir pitando a Valencia. Me excusé ante la gente de Grupo SP y fuimos al hotel a por la ropa y nos marchamos.
Madrid estaba colapsado. Cogimos la M40 a la altura de Fuencarral en dirección a Valencia. Era en torno a las 13:30h y estaba completamente colapsada. Lo más impresionante era ver la gran cantidad de ambulancias que iban (la gente les dejaba un carril de la autopista) y venían por el sentido contrario. Era brutal. Tardamos mucho en llegar a la carretera de Valencia, no sabría decir cuanto pero quizá más de 1 hora y media. A la altura del barrio de Santa Eugenia, yo iba conduciendo pero giré la cabeza a la derecha y pude ver el infierno. La marcha era lenta y pudimos ver en directo una de las imágenes que días, semanas y años más tarde quedarían grabadas en las retinas de todos a través de los medios de comunicación.
El tren aparecía detenido en la estación y al menos pude ver que estaba reventado por 3 sitios y el tragín de los que se supone era personal sanitario atendiendo a la gente.
Esa imagen para mi ha sido la más impactante de toda mi vida. Me quedé mudo y sordo.
Mi compañero Raúl estaba conmigo y lo vimos.
On peut faire des années sans perfre son bouquet / Se pueden hacer años sin perder su sabor------------------------------------
Son un par de frases chorras, pero que llevo siempre en mi mente, vaya donde vaya. Ahora a mis dos perlas, Jose Luis y Anna, les intento transmitir valores, mis valores, los que aprendí de mis padres, de mis abuelos.
Mi padre siempre me decía, Dicen que la patria es mi bandera, la patria son mis hermanos que labra la tierra.
Puede sonar cursi, pero en la vida se sube, se baja, se gira, te dan la vuelta y hay que seguir adelante, pase lo que pase. Hay que saber tender la mano a quien la necesite y compartir penas y alegrías.
Esta entrada es la primera de una serie donde voy a contar algunos de los que para mi han sido los momentos más impactantes de mi vida. Son esos hechos o acontecimientos que van forjándote como persona, como la persona que soy en la actualidad.
11 de Marzo de 2004
Aquellos días estaba trabajando en Madrid, en concreto nuestro hotel estaba en Alcobendas. Recuerdo que era un hotelazo con piscina en la azotea y varios lujos que me llamó la atención.
El 10 de Marzo tuve que ir con mi compañero Raúl a diferentes sitios, nos moviamos en metro ya que por donde nos movemos en Madrid nos viene bastante bien. El caso es que ese día, Raúl me dijo, no he visto nunca la nieve. Ya ves lo cerca que se ve en la Sierra.
Como habíamos estado trabajando todo el día, le propuse que por la mañana del 11 de Marzo, nos levantaríamos temprano e iríamos a desayunar al puerto de Navacerrada.
Al día siguiente, nos levantamos pronto, todavía no despuntaba el alba. Yo creo que ni siquiera me duché. Enfilamos la carretera de Colmenar hacia la Sierra. La verdad es que tardamos más de lo que pensábamos en un principio. El termómetro en la cima marcaba -2 grados. Nosotros dejamos el coche en el aparcamiento de las pistas de esquí y ni cortos ni perezosos nos fuimos a tocar la nieve. Nos revolcamos por la nieve, nos tiramos varios pelotazos, nos lo estábamos pasando pipa, la verdad. En un café cercano, desayunamos ignorantes de lo que estaba sucediendo en Madrid. El caso es que a la salida del café vimos unos guardia civiles que se habían apostado en el Puerto de Navacerrada pero nosotros a lo nuestro, continuamos chafando la nieve, intenté hacer un muñeco, sin éxito porque se me congelaron las manos.
Hacia las 8:30 recibimos una llamada, creo que fue la madre de Raúl, le preguntó algo así como si estábamos bien, después de lo que había pasado, nos extrañamos mucho, le dijimos que sí. Luego me llamó mi madre, mi novia entonces. Nos hicieron saber lo de los atentados. Nos dió un poco de pavor con lo que cogimos el coche para bajar al hotel. Recibimos una llamada del trabajo, no quisimos decirles donde estábamos por miedo a represalias.
El caso es que pusimos la radio y las cifras de muertos iban in crescendo. Al bajar a Madrid vimos el follón de ambulancias por la carretera de Fuencarral. Nosotros aun así nos dirigimos a Grupo SP donde estábamos montando un gran Call Center y nos metimos a trabajar en nuestro cubículo. Todavía no éramos del todo conscientes de lo que estaba sucediendo a pocos kilómetros. Tampoco de que nosotros mismos éramos usuarios habituales del metro con lo que nos podía haber pasado a cualquiera.
Estando en nuestro cubículo trabajando, vimos entrar a la chica de recepción a la que conocíamos, extrajo un micrófono de un armario y detrás llegó el super jefazo de la empresa donde estábamos. Nostros nos quedamos extrañados.
El hombre dio un mensaje por la megafonía de la empresa a todos los trabajadores, en dicho mensaje pidió tranquilidad a toda la plantilla y comentó que habían llegado todos los trabajadores menos creo que 2 o 3 personas a las que se estaba intentando localizar.
Fué un momento dantesco, ahí decidí que lo mejor era salir pitando a Valencia. Me excusé ante la gente de Grupo SP y fuimos al hotel a por la ropa y nos marchamos.
Madrid estaba colapsado. Cogimos la M40 a la altura de Fuencarral en dirección a Valencia. Era en torno a las 13:30h y estaba completamente colapsada. Lo más impresionante era ver la gran cantidad de ambulancias que iban (la gente les dejaba un carril de la autopista) y venían por el sentido contrario. Era brutal. Tardamos mucho en llegar a la carretera de Valencia, no sabría decir cuanto pero quizá más de 1 hora y media. A la altura del barrio de Santa Eugenia, yo iba conduciendo pero giré la cabeza a la derecha y pude ver el infierno. La marcha era lenta y pudimos ver en directo una de las imágenes que días, semanas y años más tarde quedarían grabadas en las retinas de todos a través de los medios de comunicación.
El tren aparecía detenido en la estación y al menos pude ver que estaba reventado por 3 sitios y el tragín de los que se supone era personal sanitario atendiendo a la gente.
Esa imagen para mi ha sido la más impactante de toda mi vida. Me quedé mudo y sordo.
Mi compañero Raúl estaba conmigo y lo vimos.
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