viernes, 27 de noviembre de 2009

It's no good

Este post se lo voy a dedicar a mi abuela que se encuentra convalenciente en estos momentos en el hospital. Ella ya ha visto pasar algunas primaveras, ha visto muchos rayos, truenos, y sobre todo, lo más importante, es la persona que conozco que más se ha entregado hacia los demás sin pedir nada a cambio y siempre con esa sonrisa pura y sincera. Su máxima siempre ha sido tener a la familia junta. Siempre preocupada de cada detalle, de cada sentimiento de sus nietos.
Recuerdo una postal que recibí de ella en Yugoslavia, todavía la guardo, hace poco la leí, me hizo mucha ilusión. En la postal me pedía que a mi vuelta de Yugoslavia, fuera al pueblo, que el pueblo no era lo mismo sin mi. Y es cierto, cuando alguno falta, no es lo mismo, pero a mi me hizo sentir querido de verdad.
Si me alejo un poco más en el tiempo, recuerdo aquellos veranos cálidos, largos, donde tenía el sentimiento de libertad, y ella siempre estaba ahí, siempre con una sonrisa, con sus consejos sabios. Cuando lo pasaba mal, siempre estaba ahí. Nunca se metió en nada de lo que hacíamos. Recuerdo también los helados, las caseras, el pienso, las golondrinas que revoloteban en la molienda.
Recuerdo los jeringos, piñonate, rebanadas con manteca. Los helados que preparabas, eras una mujer que no paraba. Te entregabas a todos sin descanso, tanto que nunca te vi en el baile de la feria, yo no sabía por qué, ahora se que a veces lo pasaste mal, pero nosotros ni lo notamos, abuela. Ahora te veo postrada en esa cama impersonal del hospital, rodeada de los tuyos, veo como subes y bajas. Ayer pude ver el brillo de tus ojos en un momento de lucidez, hoy he sabido que has tenido un día no muy bueno y todos a nuestra manera sufrimos de verte así, abuela.
Cuando no estas bien, abuela, pides volver a tu pueblo y otras cosas que no voy a decir aquí. quiero que sepas que te entiendo perfectamente, es una pena que las cosas no puedan ser como uno quisiera, abuela. Se lo que quieres a tu pueblo, a tu tierra. Esa tierra dura y bella. Me gustaría de verdad que mis hijos vivieran lo mismo que yo viví en mi infancia pero se que eso no será posible, porque tu algún día te irás, espero de corazón que ese día tarde muchos años, abuela.
Para acabar quería agradecerte todo, cómo nos tratas, sobre todo cómo has acogido a Mari Carmen, como si fuera una nieta más, la verdad es que ella te adora no sabes cuánto, abuela.
Deseo que ésto pase pronto y vuelvas a casa, te estamos esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario